Xavier Sala i Martin (economista):
"La noticia del día es que la tarifa eléctrica que pagaremos a partir de Enero va a subir un 11,5%. Esta nota explica cómo funciona el mercado eléctrico español y por qué subirá la tarifa. Vamos, el recibo de la luz tiene tres partes:
(1) Los impuestos
(2) El peaje o coste de “transportar” la electricidad desde el centro productor –la central eléctrica- hasta los hogares.
(3) El coste de producción de la energía.
La suma de los impuestos y el peaje son el llamado “tramo regulado” y está controlado por el gobierno. El tramo regulado representa el 60% del precio de la tarifa que acabamos pagando. La semana pasada el ministro Soria ya dijo que subiría el peaje en un 2%.
El “coste de la energía” es el “tramo liberalizado” que, desde 2007 se determina mediante una subasta trimestral llamada CESUR (Contratos de Energía para el Suministro de Último Recurso). El tramo liberalizado, pues, está determinado por las fuerzas del mercado y representa el 40% del precio.
El objetivo de determinar el “coste” de la energía a través de una subasta trimestral es doble: por un lado se intenta la estabilidad del precio durante un trimestre. Si el precio de la luz dependiera de la oferta de electricidad que hacen los productores cada día y la demanda que hacemos los consumidores cada hora, los precios cambiarían muchísimo cada día (o cada hora!). Nos podríamos encontrar que un día de mucho frío, la gente pusiera los calefactores eléctricos, cosa que dispararía la demanda y haría subir el precio de aquel día a niveles estratosféricos sin que uno se enterara. Para evitar esa incertidumbre, se acuerda un precio que se mantiene constante durante tres meses. El segundo objetivo es que el precio de coste sea determinado haciendo que las empresas productoras compitan para ofrecer la energía al precio más bajo posible.
Para entender este punto, veamos cómo funciona (de manera muy simplificada) la subasta(*). El gobierno determina la cantidad de energía que se va a necesitar. Para la subasta de hoy (19 diciembre de 2013) se estableció la cantidad 2.500 megawatios hora (Mwh). Entonces el subastador empieza lanzando un precio al aire. Por ejemplo, 100 euros por mwh. Las empresas productoras de energía, calculando sus estructuras de costes, dicen la cantidad de Mwh que quieren ofrecer a ese precio. Al ser un precio muy alto, lógicamente querrán ofrecer una gran cantidad de megawatios. Si la oferta total es superior a los 2.500 Mwh, el subastador dicta un precio inferior: 90 euros. Si la oferta sigue siendo superior a la demanda, vuelve a bajar el precio. Y así, hasta que la oferta sea igual a la demanda. El precio que iguala oferta y demanda es el precio final. La competencia entre las empresas hace que el precio baje hasta el mínimo posible.
En la subasta de hoy, el precio final ha sido de 61,83 euros por Mwh, un 26% superior al de la última subasta de setiembre de 2013. Dado que el precio de la subasta representa el 40% del total, ese aumento tendrá una repercusión del 10,5% en la tarifa final. Si a eso le sumamos el aumento del 2% en el peaje anunciado por el ministro Soria y el hecho de que el peaje represente cerca del 50% de la tarifa total, tenemos que la tarifa eléctrica subirá en Enero un 11,5%: 10,5% por culpa de la subasta de hoy y el 1% adicional por el peaje del ministro Soria.
¿Por qué el resultado de la subasta ha sido que el precio de equilibrio subiera un 26% desde Setiembre? Lógicamente, en los últimos tres meses no ha subido el coste del petróleo, del gas natural o de las materias primas que se necesitan para producir electricidad. Tampoco han subido los salarios de las plantas eléctricas. No hay ninguna razón para pensar que ninguno de los costes de producción hayan subido esa barbariad. ¿Qué ha pasado, pues? Pues lo que ha pasado es que el gobierno de don Mariano Rajoy ha engañado a las empresas eléctricas con el tema del déficit tarifario. Después de prometerles que el déficit tarifario se reduciría en parte con las aportaciones del estado, el ministro Montoro (preocupado por reducir su propio déficit) acabó diciendo que eso no sería así. Las empresas se sienten engañadas y estafadas por el estado. Es decir, el comportamiento del gobierno ha introducido una gran incertidumbre regulatoria que ha hecho que la oferta de hoy haya sido mucho menor (si las empresas tienen miedo de que Montoro les vuelva a cambiar las normas a mitad de partida, lógicamente no se arriesgan a producir). Y cuanto menor es la oferta, mayor es el precio.
Una vez más, el ministro Montoro cuadra los números del sector público cargando todo el peso en las espaldas de los ciudadanos. Montoro va por el mundo comportándose como un pequeño dictador pensando que sus decisiones arbitrarias no tienen consecuencias. Hoy todos hemos visto que sí que las tienen. Y hemos vuelto a comprobar, una vez más, que cuando Montoro habla de recortes, quienes recortamos somos los demás".
El “coste de la energía” es el “tramo liberalizado” que, desde 2007 se determina mediante una subasta trimestral llamada CESUR (Contratos de Energía para el Suministro de Último Recurso). El tramo liberalizado, pues, está determinado por las fuerzas del mercado y representa el 40% del precio.
El objetivo de determinar el “coste” de la energía a través de una subasta trimestral es doble: por un lado se intenta la estabilidad del precio durante un trimestre. Si el precio de la luz dependiera de la oferta de electricidad que hacen los productores cada día y la demanda que hacemos los consumidores cada hora, los precios cambiarían muchísimo cada día (o cada hora!). Nos podríamos encontrar que un día de mucho frío, la gente pusiera los calefactores eléctricos, cosa que dispararía la demanda y haría subir el precio de aquel día a niveles estratosféricos sin que uno se enterara. Para evitar esa incertidumbre, se acuerda un precio que se mantiene constante durante tres meses. El segundo objetivo es que el precio de coste sea determinado haciendo que las empresas productoras compitan para ofrecer la energía al precio más bajo posible.
Para entender este punto, veamos cómo funciona (de manera muy simplificada) la subasta(*). El gobierno determina la cantidad de energía que se va a necesitar. Para la subasta de hoy (19 diciembre de 2013) se estableció la cantidad 2.500 megawatios hora (Mwh). Entonces el subastador empieza lanzando un precio al aire. Por ejemplo, 100 euros por mwh. Las empresas productoras de energía, calculando sus estructuras de costes, dicen la cantidad de Mwh que quieren ofrecer a ese precio. Al ser un precio muy alto, lógicamente querrán ofrecer una gran cantidad de megawatios. Si la oferta total es superior a los 2.500 Mwh, el subastador dicta un precio inferior: 90 euros. Si la oferta sigue siendo superior a la demanda, vuelve a bajar el precio. Y así, hasta que la oferta sea igual a la demanda. El precio que iguala oferta y demanda es el precio final. La competencia entre las empresas hace que el precio baje hasta el mínimo posible.
En la subasta de hoy, el precio final ha sido de 61,83 euros por Mwh, un 26% superior al de la última subasta de setiembre de 2013. Dado que el precio de la subasta representa el 40% del total, ese aumento tendrá una repercusión del 10,5% en la tarifa final. Si a eso le sumamos el aumento del 2% en el peaje anunciado por el ministro Soria y el hecho de que el peaje represente cerca del 50% de la tarifa total, tenemos que la tarifa eléctrica subirá en Enero un 11,5%: 10,5% por culpa de la subasta de hoy y el 1% adicional por el peaje del ministro Soria.
¿Por qué el resultado de la subasta ha sido que el precio de equilibrio subiera un 26% desde Setiembre? Lógicamente, en los últimos tres meses no ha subido el coste del petróleo, del gas natural o de las materias primas que se necesitan para producir electricidad. Tampoco han subido los salarios de las plantas eléctricas. No hay ninguna razón para pensar que ninguno de los costes de producción hayan subido esa barbariad. ¿Qué ha pasado, pues? Pues lo que ha pasado es que el gobierno de don Mariano Rajoy ha engañado a las empresas eléctricas con el tema del déficit tarifario. Después de prometerles que el déficit tarifario se reduciría en parte con las aportaciones del estado, el ministro Montoro (preocupado por reducir su propio déficit) acabó diciendo que eso no sería así. Las empresas se sienten engañadas y estafadas por el estado. Es decir, el comportamiento del gobierno ha introducido una gran incertidumbre regulatoria que ha hecho que la oferta de hoy haya sido mucho menor (si las empresas tienen miedo de que Montoro les vuelva a cambiar las normas a mitad de partida, lógicamente no se arriesgan a producir). Y cuanto menor es la oferta, mayor es el precio.
Una vez más, el ministro Montoro cuadra los números del sector público cargando todo el peso en las espaldas de los ciudadanos. Montoro va por el mundo comportándose como un pequeño dictador pensando que sus decisiones arbitrarias no tienen consecuencias. Hoy todos hemos visto que sí que las tienen. Y hemos vuelto a comprobar, una vez más, que cuando Montoro habla de recortes, quienes recortamos somos los demás".
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